*Por Andrea Filiberto, hermana de Sergio, víctima de la Masacre en la Comisaría 1° de Pergamino.
Todos los días 2 revivo el dolor de cuando empezó esta pesadilla, un dolor que llevaremos por siempre. Desde esa masacre el 2 de marzo de este año, en que los polícias a cargo del lugar no usaron los matafuegos para salvar a los nuestros, no les abrieron las puertas e hicieron lo que quisieron con los restos de ellos, supimos que no podíamos dejar pasar ni un día sin estar presentes en todo lo que sucediera. Sabíamos que si no nos movíamos rápido, la causa quedaría en la nada. Han pasado ocho meses y no hemos iniciado el duelo.
En todo este tiempo nos dimos fuerza entre las siete familias, inclusive la familia de John Claros,el pibe colombiano. Con toda esa union nos dimos cuenta que para evitar que esto quede en el olvido, era importantisimo estar organizados, y asi hacer visible tanta impunidad. Desde que mataron a nuestros pibes, hemos atestiguado la falta de compromiso de los políticos, nos obligaron a conseguir 1500 firmas para darle lugar a nuestro reclamo en la Honorable Cámara de Diputados de Pergamino. Denunciamos ante el poder legislativo que la Policía Bonaerense es de terror, algo que no quieren oír.
También repudiables fueron los fallos del Juez que le dio arresto domiciliario a los oficiales Ezequiel Giuglietti, Carolina Guevara; el sargento Cesar Carrizo y el teniente primero Juan Rodas. Mientras que el oficial Alexis Eva, aún se encuentra detenido en la comisaría de Rojas, seguimos esperando que entre en un penal, como corresponde. Además de los pocos avances en la captura del comisario profugo, Alberto Donza. Esas cosas nos movilizan a darnos cuenta que la justicia somos nosotros y con los chicos van a hacer lo que quieran si no les hacemos frente.
De la misma manera los medios alternativos son los unicos que están siempre acompañando la lucha. Enfrentando a los otros medios hegemónicos y no nombran las cosas como son, manipulan la información.
A las cosas hay que gritarlas como son.
No fue un accidente. Todo lo contrario, los mataron. Hoy pido que conozcan las historias de nuestros siete hijos, sobrinos, hermanos, que no son «siete lacras menos», son siete historias que nos asfixiaron, y que los quemaron vivos, se las llevaron para siempre. Siempre los recordaremos como los queremos: Franco, Federico, Fernando, Alan, Juan, Sergio y John, sus gargantas nunca serán calladas.