*Por Marta Ramallo, madre de Johana Ramallo, desaparecida desde el 26 de julio de 2017 en La Plata.
Hace 6 meses espero que el Gobierno de la Provincia y la Justicia me devuelvan a Johana con vida, así como se la llevaron. Ninguna de las autoridades que miran para otro lado, se imaginan lo que ella es para nosotros y lo que nosotros somos para ella. Estamos privadas de tenernos mutuamente: mi hija era mi gran compañera, la alegría de nuestra casa, una mujer luchadora, una gran mamá y hermana.
María Eugenia Vidal, le hablo a usted, Johana desapareció a 15 cuadras de su despacho, y a dos de la Dirección Departamental de Investigaciones.
Sepa que no hay una investigación fija porque no se avanza, ¡la causa está estancada! No soporto ni un día más sin noticias de ella. No saben lo que me duele cuando llega la noche y sigo sin saber de mi hija.
Durante todo este tiempo de angustia e incertidumbre la única respuesta que me dieron desde las instituciones del Estado fueron cachetazos y burlas. Entonces tomamos de forma pacífica el consejo Provincial de las Mujeres en agosto para exigir una agilización del caso. Solo logramos una reunión con su Secretario de Derechos Humanos, Santiago Cantón, pero lamentablemente solo me demostraron su desinterés en ayudarme a mí, a mi familia, y todas las amigas y amigos de Johana.
En mi intento de alzar la voz junto a quienes buscamos cada segundo a mi hija presenté un pedido de audiencia con usted en mesa de entrada de la gobernación, pero otra vez otro golpe inesperado: Después de 2 meses de espera, sólo recibí como respuesta un mail que expresa el desinterés que siempre ha tenido por encontrar a mi hija, derivándome a la Secretaría de Derechos Humanos.
A esta altura ya me cuesta muchísimo creer tanto en las instituciones públicas que deberían ser sensibles y actuar rápidamente ante la desaparición de una persona, como en la Justicia. Los juzgados federales no me dan la tranquilidad de saber que van a encontrarla, ni siquiera de que van a buscarla, porque son los mismos jueces y fiscales que llevan 11 años sin encontrar a Julio López.
Mi nieta tiene 5 años, y marchó con un cartel en alto exigiendo por la aparición de su mamá junto a cientos de hombres y mujeres que nos acompañan. Por ella, yo estoy dispuesta a ir hasta las últimas consecuencias y a demostrarle a todos los proxenetas que operan con la complicidad del Estado que no nos van a callar. Cada vez somos más las que luchamos contra este sistema patriarcal que hoy nos hace desangra teniendo que buscar a mí Johana y a tantas Johanas más. Por ella, le pido que me lea, que se ponga un segundo del lado de mi dolor, deje de lado su indiferencia, y me reciba de una buena vez por todas.
Mientras tanto, seguiré aquí, de pie y gritando: ¡devuelvan con vida a Johana y a todas las pibas desaparecidas!