27 abril, 2018
, 3 de Mayo

Mi Paraguay, como tú… hay otros iguales

*por Nelson Santacruz, comunicador de la poderosa asamblea de la Villa 21-24.
El domingo, el pueblo paraguayo puso en las urnas nuevamente su voto de confianza con la cabeza totalmente manipulada, hundiendo cada vez más a aquel que alguna vez fue un imperio del siglo XIX en una profunda crisis, donde la brecha entre pobres y ricos es abismal. 
¿Qué pasa? El bipartidismo de mi país es un River-Boca o un Olimpia-Cerro entre la lista roja (colorados) y la lista azul (liberales). La dictadura de Alfredo Stroessner generó, entre otras calamidades, la fragmentación de Paraguay y de la escasa militancia que existe. 
No soy liberal (“azul”), ni siquiera conozco otras agrupaciones o listas que puedan hoy pulsear este superclásico electoral. Pero estoy muy seguro de algo y es que el Partido Colorado tiene una política misógina, conservadora, latifundista, asesina, empresarial, golpista. Capitalista, de esos que no reparten ni siquiera las servilletas de la torta.
¿Por qué todos los que vivimos en las villas de Argentina estamos acá? ¿Por qué a pesar de que nos mudamos seguimos trabajando de manera precaria en albañilería y servicios domésticos? ¿Porque es divertido? No. Somos exiliados, por necesidad. Significa que allá no solo éramos pobres como acá, sino que lo éramos aún más. Bajo el ala del coloradismo.
Entonces el material propagandístico de los medios hegemónicos no solo logra que el pobre vote por aquella misma lista que los hambrea una y otra vez, sino también que desde acá se vote a aquel que los marginó y obligó a migrar. Por la Villa 21-24 de Capital, resuena la canción colorada y liberal. Muchos vecinos y muchas vecinas se pavonearon diciendo que iban a votar al “rojo”. 
Por eso muchos son víctimas de esta manipulación histórica-mediática que consigue que ni siquiera tengan memoria a corto plazo. Una sola vez flaquearon los colorados. Cuando ganó Fernando Lugo, con todas las diferencias que podríamos tener. Pero el golpe de Estado, orquestado por Partido Colorado, hizo que lo destituyeran por “mandar asesinar a campesinos”. Lugo no solo no está preso por ese cometido que no fue su responsabilidad sino que Cartes, a estas alturas, asesinó más pobres y sigue en el mando.
«El material propagandístico de los medios hegemónicos no solo logra que el pobre vote por aquella misma lista que los hambrea una y otra vez, sino también que desde acá se vote a aquel que los marginó y obligó a migrar«
El mundo construido por algunos humanos no está hecho para nosotros, los excluidos. Sobramos para que ellos y ellas no se ensucien las manos y de los que sobramos, también hay sobras. Y los de arriba, los prefieren muertos.
En Latinoamérica tenemos otro mandatario de derecha y se llama Mario Abdo Benítez, candidato apoyado por Cartes, del Partido Colorado. ¿Su formación? Estudios primarios, secundarios y universitarios culminados en Estados Unidos: Licenciado en Marketing. 
Sin ni una pizca de sentido social, el señor no solo es un empresario multimillonario sino que completa su currículum con una formación de las Fuerzas Armadas del Paraguay con el grado de Sub-Teniente de Aviación de Reserva y Paracaidista militar. Sin que le temblara la voz, afirmó hace un mes que “hay madres solteras que se ven sobrepasadas por sus hijos” y que la solución es “el retorno del servicio militar obligatorio”. Aunque nada debería sorprendernos viniendo del hijo del genocida Mario Benítez padre, quien fuera secretario privado del dictador Stroessner. 
Desde Argentina el Presidente Mauricio Macri tuiteó agasajado por este triunfo: “Espero que pronto podamos trabajar juntos por el bienestar de nuestros pueblos”, luego de que Marito agradeciera el apoyo de Cartes en vivo y cerrara su discurso con: “Quiero recordar a mi padre, que fue un gran colorado”. Sí lo fue, y es cómplice de todos los desaparecidos en dictadura y las políticas económicas que, entre otras porquerías, vendieron los recursos y reservas naturales del país a multinacionales extranjeras.
 
Marito estudió marketing. Vendió su propia imagen con la mentira de que “se ha convertido en la voz de muchos colorados y ciudadanos del común que buscan rescatar los derechos constitucionales y los valores democráticos del país”. El problema se reflejará en el futuro cuando los compatriotas guaraníes descubran una vez más que es parte de un mismo producto con un envase diferente y exportado desde las políticas imperialistas. 
Estamos condenados otra vez, Paraguay.

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