El 18 de mayo se dictará la sentencia para los tres efectivos de la Policía Federal que asesinaron a Marcelo Montenegro en 2012, en Villa Lugano. Su familia espera que por fin se haga justicia.
Marcelo, el “Pela”, tenía 21 años y trabajaba en una panadería del barrio Ciudad Oculta. También era ayudante de albañil y ayudaba a su mamá, Rosa, con el cuidado de sus hermanos. Le gustaba cocinar y jugar al fútbol con sus amigos. Adoraba a su hermana Mía, de un año, a la que cuidaba todos los días
cuando Rosa iba a trabajar; jugaba con ella, y la llevaba e iba a buscar a la guardería. Cada vez que conseguía un trabajo, con la plata que ganaba le compraba un regalo. “Yo le decía ‘Tontín’ a veces,
porque no paraba de reírse de todo. Nos pasábamos muchas horas tomando mate y hablando de cualquier cosa, riéndonos hasta que nos quedábamos sin yerba. Éramos muy compañeros, siempre cuidándonos entre todos”, nos contó su mamá.
Pero el 7 de julio de 2012 la Policía le sacó su compañero a Rosa.
La noche de su asesinato, Marcelo estaba en un auto con un amigo, Nahuel Maturano, en la avenida Piedrabuena y Saraza, en Villa Lugano, cuando la policía empezó a perseguirlos, supuestamente alertados por un pedido de captura sobre un vehículo de esas características. Los efectivos empezaron a disparar. Cinco balas impactaron el auto, dos le dieron a Marcelo en el tórax, Nahuel se desmayó y chocaron contra un paredón. Los mantuvieron detenidos pero tardaron demasiado en llevarlos al hospital, y Marcelo murió media hora después del ataque. Rosa recibió la noticia por parte de sus vecinos y comenzó a buscar a su hijo. Durante toda la madrugada recibió información imprecisa del Hospital Santojanni y la Comisaría 48 de Ciudad Oculta. La búsqueda terminó a las 9 de la noche, cuando le confirmaron que el cuerpo de su hijo estaba en la morgue.
La versión policial afirma que ante la orden de alto al coche, los chicos comenzaron a disparar, y se produjo un enfrentamiento en el que Marcelo murió. Sin embargo, se comprobó que el registro de un tiroteo fue posterior al choque, provocado por la persecución de la misma policía, que el arma encontrada cerca de los jóvenes no estaba en condiciones de ser disparada, y que no había rastros de pólvora en las manos de los chicos. Desconfiando de la versión de las fuerzas de seguridad la familia comenzó a investigar por su cuenta. Esto motivó intimidaciones por parte de la policía, por medio de llamados y apariciones en su casa.
A pesar de eso, nunca se callaron con su reclamo: “Ellos mismos le pusieron un arma, lo sacaron por la ventana, le cortaron todo el cuerpo y dejaron una pistola, que no era suya. A mi hijo lo mataron porque vivía en la villa, y ellos dijeron que era un negrito más”, grita Rosa.
El 28 de marzo comenzó el juicio oral y público contra Emmanuel Alejandro Díaz, Diego Marcelo Calderón y Mario Nicolás Medina, los efectivos de la policía federal que asesinaron a Marcelo. Los tres fueron sobreseídos en tres instancias previas, pero gracias a la incansable lucha de Rosa, acompañada y patrocinada por los abogados de la Asociación Miguel Bru, se logró el cambio de Juzgado en 2015 y hoy esperamos una nueva sentencia. El pasado 27 de abril la querella, integrada por los abogados Federico Paruolo, Nahuel Berguier y Gabriela Carpineti, presentó los alegatos finales,
pidiendo una pena de prisión perpetua para los tres policías. El 8 de mayo fue el turno de la Fiscalía, que pidió prisión perpetua para Díaz y Calderón, quienes dispararon, y la absolución para Medina, que estaba manejando el móvil. La defensa alegó por la absolución de los tres.
La sentencia llegará finalmente el miércoles 18 de mayo a las 10, en el Tribunal Oral y Criminal 30, ubicado en Paraguay 1536. Allí estaremos acompañando a su familia, ya que como siempre, la justicia para nuestros pibes víctimas de la represión estatal se consigue con la lucha y organización.