Miralo, vos podés, Sergito acaba de cumplir 5 años, ¿lo ves? Abrazalo y no dejes de pensarlo, porque Tamara Zalazar ya no puede mirarlo. «Desapareció», dicen el 12 de enero de 2016, pero no dicen cómo. «Apareció al costado de la Ruta 5», dice la placa del día después, pero no dice por qué. «La mataron», dicen los peritos, pero no dicen a qué hora. «Tenía sólo 19 años», dice la causa, pero no dice la consecuencia. «Ahorcamiento con las manos», dice la pericia, pero no dice las manos de quién. «Hablaba con Raúl Escalante, profesor de filosofía», dice la Policía, pero dice que no la conocía. «Tuvieron relaciones esa misma noche», dice el ADN, pero lo dice medio en joda. «Homicidio simple», dice el fiscal, pero no dice femicidio. «Se conocieron por facebook», dice la investigación, pero no dice quién rosquea la excarcelación. «No se puede ubicar al agresor en la escena del crimen», dicen ahora las juezas Godoy Prats y Figueredo, pero no dicen que siguen absolviendo a los dueños el miedo. «No hay pruebas suficientes», dicen las malvivientes, pero no dicen que lo sabe todo Corrientes. «Y entonces hoy marchamos por Tamara», dice la manada, pero la tele sigue callada.
¿Y la Justicia?
La Justicia no dice nada.