2 junio, 2018
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Somos pobres y llegamos a la Universidad

 

 

Todavía no podemos entender cómo desde un evento del Rotary Club en el Sheraton de Buenos Aires, Ud. nos vino a explicar quiénes pueden acceder a la universidad. ¿Nos lo puede aclarar, Sra. Gobernadora? Si laburamos a toda hora, y encima nos
damos el lujo de estudiar.

 

Con apoyo familiar y muchas horas para pensar, nosotros y nosotras le queremos explicar qué se siente poder acceder a una educación de nivel superior, qué se siente poder disfrutar que sea pública, gratuita y de calidad y por qué es fundamental seguir ampliando oportunidades: si no, venga a explicárselo a José Pedraza, estudiante de la Universidad de Avellaneda, que se toma 2 bondis y un tren para poder ir a cursar ya que la Licenciatura en Historia, en la universidad de La Matanza, es arancelada. Sale a las 5:30 de la mañana de su casa y vuelve a las 23:30, con suerte. ¡Imagínese si no nos vamos a enojar! Si con la inflación, las tarifas y el sueldo, es el doble el esfuerzo que hacemos para estudiar.

 

Y ni hablar de «repartir universidades por todos lados», si desde un rinconcito de la sierra de Tandil, Romanella Timossi puede estudiar Educación inicial en la UNICEN, salir a laburar, criar a su hija y lidiar con los problemas de la rutina… ¡Hasta 4 colectivos se
toma en el día! Por eso pensamos que suena muy monárquica su ideología de «todos sabemos que nadie que nace en la pobreza llega a la universidad».

 

Mejor que se lo enseñe Zulema Mango, que ya está en el 5° año de la carrera de Trabajo Social en la UNICEN de Tandil, y contra toda esa meritocracia hostil, le puede contestar: ¡Los y las pobres también podemos y debemos estudiar! ¡Ella está por egresar! Y con todas las dificultades que conlleva vivir a la deriva de la desidia estatal, ¡tendremos una trabajadora social y popular!

 

Entonces, Sra. Gobernadora, ¿vio lo importante que es la universidad? Pública, gratuita y de calidad. Y acá queremos señalar, por su rol como funcionaria estatal, que es la herramienta fundamental para poder tener otra oportunidad. Si no de esto le puede preguntar a Vanesa Martino, docente de la Escuela n° 6 de Punta Lara, que entre libros y tizas se fija cómo los pibes y pibas consiguen zapatillas, buscan sus útiles y tienen comida.

 

A pesar de todo esto, no se rinden ni dejan de estudiar.

 

¡El sueño universitario es una demanda popular!