10 julio, 2018
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Luz urgente para la villa

Sin banderas y con canciones de protesta, los vecinos de los barrios Fátima y Carrillo nos movilizamos en reclamo de lo que es esencial para la cotidianidad de la gente: electricidad. Esa luz que es alimentada por los generadores que explotaron, y así fue como en llamas vimos la decadencia y sentimos la desesperación de preguntarnos cómo íbamos a seguir de ahora en adelante. 
Lo que parecía la solución… ¡Se volvió un problema!
Ahora, el ruido de los transformadores no nos deja dormir y la vibración rasga el piso y las paredes de la casa de Ema, una vecina que venía denunciado el peligroso estado del generador hace tiempo. 
Los cortes constantes provocados por las bajas tensiones, provocan que los colegios, jardines y comedores dejen de funcionar. Que se quemen los electrodomésticos. Que no les podamos brindar a nuestros hijos agua caliente para que se bañen y tengan calefacción, que tengamos que cenar con velas, que el barrio no se pueda recorrer por las noches por el peligro que representan las fuerzas de seguridad y sus matutinas detenciones. 
Así es que fuimos a la puerta de la oficina de empresa de Edesur en busca de una respuesta concreta, autoconvocados  y organizados. El gerente ofreció sumar otro generador para satisfacer la demanda de luz del barrio con la promesa de su mantenimiento, porque la obra del nuevo transformador no tiene todavía fecha de arranque.
Se pretende de nosotros que esperamos pacientes por una respuesta que no tiene fecha. Y que mientras tanto, paguemos el precio de la ausencia del Estado y la negligencia de sus empresas prestadoras de servicios; empeorando nuestras propias condiciones de vida. No pudiendo dormir, sufriendo el frío, los cortes que persisten y en muchos casos todavía sin electricidad, sobre todo sabiendo el riesgo que implica un generador sobrecargado que ya se incendió dos veces. 
Mientras nos sigan pateando las respuestas, nosotros nos seguiremos organizando y pateando puertas para conseguirlas. Lo que exigimos es algo tan simple como el acceso a un derecho que tienen garantizados tantos otros ciudadanos de Capital Federal. Acceder a tener luz, a prender una estufa, la tele, una lámpara, una cena iluminada y que nuestras vidas no corran riesgo por eso.

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