En la madrugada del 7 de agosto, previa a la histórica jornada de lucha feminista en nuestro país, cinco compañeras y un compañero del Frente Feminista Nacional y Popular se encontraban pintando la consigna «Aborto Legal, Justicia Social» en las calles de Bahía Blanca cuando cinco policías en tres patrulleros desplegaron su fuerza y pidieron identificación. Sin resistirse, se la entregaron y fueron trasladadas a la Comisaría Primera de la ciudad, ubicada en Berutti 650, ELLAS, ÉL NO.
«Una mujer policía nos dijo que teníamos que sentirnos contentas de que no nos trataran como a todos los mugrientos de mierda que entran a la comisaría; si así los llaman, imaginate lo que llegarán a hacer», nos contó Florencia Fuentes, una de las detenidas.
La policía dijo estar haciendo su trabajo, pero sus prioridades están claras: a diez cuadras del lugar, a la misma hora, estaban violando a una piba, que apareció medio inconsciente, en un descampado, varias horas más tarde. ¿Por qué la tardanza? Seguramente porque no pudo pintar con aerosoles un grito de ayuda, o capaz porque la Bonaerense sigue preocupándose más por castigar a las mujeres que luchan por proteger los derechos de las todas a las que el sistema patriarcal intenta silenciar.
«Mirábamos la Comisaría y nos dimos cuenta el por qué de los malos tratos: ellos, los milicos, laburan en condiciones deplorables y en constante abuso de poder entre ellos, ¿qué podíamos esperar para nosotras?», reflexionó Margarita Itten.
Las obligaron a pasar la noche en una celda a cielo abierto, soportando el avasallamiento, la agresión y el constante abuso de poder de las Fuerzas de (In)Seguridad. «Nos dicen que nos iban a revisar; paso primero y me piden que me baje la bombacha. Dije que no, sentí miedo y bronca, me olvidé todo lo que sé sobre cómo debe proceder una detención legal, tenía terror nos hicieran algo más», nos comentó Micaela Troncoso.
«Después de hacernos congelar de frío, nos pasaron a una cocina inundada, con cables en corto circuito. Teníamos miedo de movernos y sufrir electrocutación. Nos esposaron, y después de un rato nos subieron al patrullero con la sirena prendida hasta la Fiscalía», dice Sofía Franef.
La red feminista se autoconvocó afuera, presionando para su liberación. Samira Hamer expresó: «Cuando escuchamos los gritos de mujeres afuera, y de todo el resto de las personas que fueron, nos sentimos seguras, nos dimos cuenta que no estamos solas nunca más».
¡Alerta, policías, que camina la lucha feminista por las calles de Bahía!