Rodrigo Correa tenía 14 años y vivía en la Villa 18 del partido bonaerense de San Martín. El 17 de julio de 2017 era su cumpleaños número 15. Por la noche iba a festejarlo junto a sus amigos Lautaro, Leonel y Octavio. Sin embargo, a las 21:30, cuando los cuatro pibes caminaban a la casa del hermano de Octavio para buscar unos juegos de PlayStation, se cruzaron con Hugo Pos, un policía de la Bonaerense que se encontraba de civil. Pos, de 43 años, escuchó a estos chicos a su espalda y, como la etiqueta de “pibe chorro” es adjudicada de modo automático a los villeros, creyó que iban a robarle. Sin mediar palabra, empezó a dispararles con su arma reglamentaria, hiriendo en el abdomen y el pie a Leonel, de 16 años, a Mateo en la pierna y acabando con la vida de Rodrigo con un disparo que le dio en la nuca. En el lugar de los hechos se encontraron 16 casquillos, todos pertenecían al arma reglamentaria del policía. El juicio contra Hugo Pos comenzó el pasado 16 de octubre del 2018 y concluyó ocho días después, el 24 de octubre. El tribunal encontró culpable de los hechos a Pos.
Sobre el caso, la abogada Vanina Pasik dijo: «Fue el jurado popular el que creyó en los chicos, y los chicos pudieron hablar, pudieron contar lo que sucedió esa noche». El 19 de octubre el jurado popular encontró culpable a Hugo Pos. El padre de Rodrigo, Julio Correa, dijo que, tanto él como su familia, durante el proceso judicial se encontraban nerviosos, pero que al terminar de este modo, sintieron alivio: “En todo momento nos pidieron calma. Yo se lo comuniqué a todos, a los amigos, y a mi familia. Durante el desarrollo del juicio, nos portamos como teníamos que ser, porque estábamos con Rodrigo”.
Julio lo recuerda como un chico alegre, a quien le gustaba ir al autódromo con su hermana y su marido: “A mi hijo le encantaba la bicicleta, él hacía muchos willies, jugaba a la pelota, le gustaba jugar a la play. Me decía: ‘Papi, vamos a jugar’. Se pudo hacer Justicia, hicimos justicia divina con él para que descanse en paz, y estemos tranquilos».