* Por Mónica Morales, mamá de Paola Álvarez, víctima de femicidio.
Paola tenía 21 años y vivía en el asentamiento de Santa Mónica al sur de Salta capital. Durante el día trabajaba limpiando casas de familias y por las noches estudiaba para terminar el secundario. Cuando podía hacía cursos de capacitación. Pero ella siempre quiso conseguir otro trabajo para darle un mejor futuro a su hija. Guillermina ya tiene cuatro años y este año empezó el jardín; vive con su papá. Es muy chiquita y aún no se da cuenta, pero le decimos que su mamá está en el cielo y que la cuida siempre.
Todo empezó el viernes 5 de mayo de 2017 cuando Paola desapareció. No atendía su celular y lo primero que pensé fue que la tenían encerrada los de trata de personas. Fui a hacer la denuncia en la comisaría de barrio Sanidad, pero la policía dijo que no podían tomarme la denuncia porque ella era mayor de edad y que espere porque seguro iba a volver. Entonces, fui al barrio Solidaridad, a la Comisaría N° 17, y me tomaron la denuncia, pero también me dijeron que espere. Pero yo me seguí moviendo: salí a buscarla con sus amigos y familiares, fui a los bomberos, a la secretaría de Derechos Humanos, etc. Luego decidí hacer carteles y pegarlos por todos lados. Ese lunes marchamos por primera vez en la plaza 9 de Julio. Éramos pocos pero queríamos que todos se enteren de lo que había pasado con mi hija. Recién ahí empezó la búsqueda de las instituciones, especialmente de la policía.
104 días después, el 17 de agosto de 2017, miembros del equipo de Búsqueda y Rescate, encontraron el cuerpo de Paola en el kilómetro 1640 de la ruta nacional 9. No lo podía creer. Hay momentos que no lo acepto y que pienso que ella va a volver, pero sé que en el juicio me va a terminar de cerrar todo. La causa está a cargo del fiscal penal N° 4 de la Unidad de Graves Atentados contra las Personas 4, el Dr. Ramiro Ramos Ossorio, quien se portó muy bien. Además tuvimos asistencia estatal con psicólogos, abogados, etc., y nos empezaron a tramitar el beneficio de la ley brisa para la pequeña Guillermina.
Hoy arranca el juicio y estoy muy nerviosa porque voy a ver al asesino de mi hija y no sé cómo voy a reaccionar, pero siento que estoy más fuerte que cuando ella desapareció. Ahora tengo que salir adelante por mis hijos y por mi nieta. Será muy duro, pero confío en Dios y tengo fe que todo saldrá bien.
Pedimos perpetua para el asesino, Santiago Alfredo Zambrani (su ex pareja), y condena para los padres de él, Amelia Inés Huergo y Alfredo Francisco Zambrani, cómplices partícipes del femicidio de mi hija. Todos ellos sabían lo que pasó: él la mató en su casa y ellos lo ayudaron a trasladar el cuerpo hasta la ruta donde lo abandonar.
No nos vamos a callar.
¡Justicia por Paola ya!