8 abril, 2019
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Más de una década de indignación

 

 

El 27 de marzo se cumplieron 11 años de la desaparición de Mario Golemba, el joven agricultor de 27 años que nunca más volvió a su casa de Picada Indumar, ubicada en Dos de Mayo, Misiones. Esa madrugada del 2008, salió rumbo a la ciudad de Oberá para realizar una consulta médica. La última comunicación que tuvo fue para avisarle a la novia que volvería antes del anochecer pero nunca regresó. Dos días después, la familia realizó la denuncia en la comisaría seccional Primera de la ciudad de Oberá.

 

 

El caso quedó caratulado como “desaparición de persona”, ignorando las constantes denuncias de sus familiares para investigar la única pista que tenían en ese momento un año después de su desaparición. Según la declaración de tres testigos que se encontraban detenidos en la noche del 27 de marzo en la comisaría de Dos de Mayo, y que aseguraron haber visto a Mario detenido y golpeado salvajemente en esa dependencia policial a cargo del comisario Ewaldo Katz, que posteriormente pasó a ser comisario en Aristóbulo del Valle, pueblo natal del entonces gobernador de la provincia Maurice Closs, actualmente senador nacional.

 

 

A pesar de que uno de los testigos reconoció a Mario esa noche y aseguró a sus padres que luego de golpearlo, los efectivos de “seguridad” se lo llevaron. En once años nunca se realizó la investigación ni el careo entre los efectivos y detenidos en la comisaría esa noche, diluyéndose en la impunidad la única esperanza de la familia para saber qué pasó con Mario.

 

 

Su hermano, Eliezer Golemba comenta como vive la familia otro aniversario sin justicia:

 

 

“Con mucha impotencia e indignación son dos palabras puntuales que describen el momento que vivimos, es proporcional. Cada año que pasa más indignación, más impotencia al ver un sistema tan corrupto”.

 

 

El caso sigue sin avances a cargo de la jueza de instrucción Alba Kuzman en la ciudad de Oberá, que, casualmente ya cuenta con un pedido de juicio político por otros casos impunes en la provincia. Eliezer agrega al respecto:

 

 

“No hay ni un interés del sistema judicial de que se mueva, de que se agilice, de aceptar los petitorios de los familiares, de las agrupaciones, de los periodistas que acompañaron toda esta lucha. Está todo trabado, cajoneado”.

 

 

A Antonio Golemba, padre de Mario se le fue la vida buscando a su hijo, la familia sigue gritando por justicia, con la voz cansada pero firme, su hermano lo recuerda así:

 

 

“Lo recuerdo como una persona íntegra, en todos los aspecto de la vida, una persona luchadora, trabajadora que nunca se quedó, que siempre buscó la superación, que intentó estudiar y no pudo pero no por eso dejó de leer, de perfeccionarse. Todo lo hizo con mucha pasión, con mucho esfuerzo”.

 

 

Agotando todas las instancias judiciales y la impotencia de años de lucha, apela a la conciencia popular de esta manera:

 

 

“Que el pueblo se comprometa más y que piense que Mario puede ser cualquier habitante del suelo argentino, cualquier hijo de esta patria. Si todos pidieran por la verdad del caso, a los corruptos del poder no le quedaría otra que decir qué pasó con Mario”.

 

 

Frente a tanta impunidad, unimos nuestro grito poderoso exigiendo justicia y qué los responsables nos respondan: ¿Qué pasó con Mario Golemba?