Luego de estar tres semanas prófugo, se entregó en San Cayetano el hijo de Mario Bofill, actual senador provincial y popular cantautor correntino. El 22 de marzo la Justicia solicitó la inmediata detención de Rafael Bofill, acusado de la muerte de Guillermo Juaní, ocurrida el 21 de septiembre de 2012, cuando este último salía de trabajar y regresaba en moto a su casa. Rafael salía de un boliche y manejando en estado de ebriedad atropelló a Guillermo. Familiares y amigos, nunca dejaron de pedir justicia y, sobre todo, que dejen de proteger al hijo del senador. A siete años del fatal siniestro, el hijo del cantante chamamecero deberá cumplir condena a cuatro años de prisión.
* Entrevista a Mariela Gallardo, esposa de Guillermo Juaní.
– ¿Cómo estás? ¿Cómo te sentís sabiendo que el responsable está preso?
– Siento paz. Siento que cumplí con mi marido, que ahora él puede descansar en paz. Fue una larga lucha pero al final se logró el objetivo. Quiero que el detenido esté en un penal común y que no tenga más privilegios, que cumpla los 4 años preso.
– ¿Cómo te sentías cuando Rafael Bofill estaba prófugo?
– ¡Me sentía burlada! Todos estos años fueron una lucha terrible. Parece que la idea de Bofill era cansarme. Él tuvo una detención firme desde el 22 de marzo ¿Cómo puede ser que lo vayan a buscar recién siete días después? Es demasiado evidente que hubo complicidad y arreglos. Se rieron de nuestro dolor, de una familia que quedó destruida.
– ¿Qué recuerdos tenés de Guillermo?
– Era muy solidario, le gustaba ayudar a la gente, le gustaba la fotografía. Fue el amor de mi vida. Era una persona muy alegre y compañera. Tenía muchos proyectos, como nuestra casa. Era muy laburante. Trabajó 18 años en el casino, antes fue lustrabotas, canillita, cafetero, cocinero y mozo. ¡Fue un padrazo! Amaba a sus hijos. Le habían hecho un reconocimiento porque junto a sus compañeros hizo una campaña para juntar tapitas para el Garraham. El día que lo atropellaron, las tapitas quedaron esparcidas en la calle.
– ¿Qué pensás de la condena?
– Son muy pocos años. Fue poca, liviana, mínima. Él estuvo prófugo. Se tapó todo. Si hubiera sido como tenía que ser él no hubiera recibido una condena de cuatro años.
– ¿Cómo fue el accionar de la policía?
– El peritaje se hizo mal, y hubo negligencia para que se fugue. Pasaron muchos días hasta que lo fueron a buscar. Hubo muchas irregularidades en las pruebas. A pesar de eso, se comprobó que Bofill tenía 1.50 de alcohol en sangre. Aunque el test de alcoholemia no se lo hicieron hasta dos horas después de lo sucedido.
– ¿Se sintieron acompañados?
– Siento que la sociedad me acompaña totalmente, estoy agradecida al pueblo correntino, solo una pequeña parte lo sigue considerando un ídolo a Mario que apañó el mal comportamiento de su hijo.
– ¿Cómo fue la relación con la prensa? ¿Cómo trataron el tema?
– Los primeros años antes de la condena, hubo blindaje mediático, ¡nadie me daba una nota! Salvo excepciones. Bofill tiene muchos contactos y amigos, él era y sigue siendo un ídolo para mucha gente acá. Yo siendo mujer me enfrenté sola a todo un poder político.
– ¿Sentís que el Poder Judicial actuó correctamente?
– Siento que lo protegieron, pero quiero creer en la justicia, quiero creer que hubo un error y que va a cumplir con la condena de cuatro años y que esta larga lucha va a llegar a su fin, así se puede dar un mensaje a los más jóvenes y a la sociedad de que no podes andar borracho manejando, después matás y no tenés una condena ejemplar. Por otra parte quiero que mis hijos vean que esta lucha no fue en vano. Es el primer condenado por matar al volante acá en Corrientes, y eso sienta un precedente, da un mensaje. De que si estás borracho no podés manejar, de que si lo haces podés causar mucho daño, y de que no siempre “por ser hijo de” te van a proteger. La justicia llega, después de mucha lucha y no abandonar.