Comienza en la Cámara Criminal de Resistencia el juicio por el femicidio de Mariela Fernández, asesinada por su entonces concubino, Facundo López. Mariela tenía 25 años cuando el femicida la mató en su casa del Barrio 29 de Agosto. Mariela tenía 25 años y estaba tratando de salir de la situación de violencia en la que estaba atrapada. De las 10 veces que fue a hacer la denuncia, solamente 6 se la tomaron. Fue asesinada con la complicidad y al silencio de la Justicia patriarcal.
La mañana del 27 de junio de 2017, Mariela fue al juzgado donde hacía más de un mes estaba tramitando la causa para lograr una orden de restricción para su concubino. Le dijeron que volviera el viernes, que ya iba a salir. Que tenía que esperar un poquito más. Al mediodía, cuando una amiga pasó por su casa, Mariela salió y le pidió que se lleve a su hijo, que ahí “estaba todo mal” y que ella enseguida iba a buscarlo. Pero Mariela nunca apareció.
Durante el transcurso de la tarde, su amiga llamó repetidamente al 911 y después a la comisaría 4a. Les decía que temía por la vida de ella, porque había conflicto en la pareja. Solo recibía excusas; “no hay personal disponible”, “no tenemos nafta para ir hasta allá”. La policía recién fue al domicilio a las 23.55 de la noche, 10 horas después del primer llamado al 911. Incluso en su casa, los policías se negaron a entrar porque “estaba todo oscuro y no parecía haber pasado nada”. Fue su hermano quien forzó la puerta y, una vez dentro, el padre encontró el cuerpo de Mariela bajo un montón de ropa.
Al día siguiente, entre el dolor y la bronca, marchamos por las calles del barrio. “Fuimos hasta a la casita de Mariela, ahí encendimos velas y la recordamos, siempre sonriente, siempre dispuesta a dar todo por sus hijos» cuenta Claudia, vecina del barrio. “Era algo que siempre veíamos de afuera, algo que nunca iba a pasar acá, en nuestro barrio. Siempre te dicen que no te tenés que meter, que es un asunto de pareja. Pero después de esto dije “yo me voy a meter” y no me importa nada. Porque en el momento podes evitar que pase algo” relata Adriana, otra vecina.
Las violencias eran constantes, Mariela había ido 10 veces a la comisaría para denunciarlo: por golpes, por amenazas, incluso la vez que López incendió la casa en la que convivían. “Yo vivía en la misma cuadra que Mariela, a dos casas nomás. Un día pasé por su casa y estaban haciendo fuego para calentar agua, después me contó que habían perdido todo porque él le había quemado las cosas” recuerda también Claudia. Solamente en seis oportunidades le tomaron la denuncia, las otras solo asentaron una exposición. A pesar de todo el sufrimiento, Mariela no era escuchada. Por mujer, por pobre, por villera.
Hoy, a casi dos años del crimen, en la apertura del juicio, exigimos justicia por nuestra compañera, exigimos políticas públicas para que esto no vuelva a pasar y sanciones para la negligencia de los agentes estatales. Porque nos sacaron a Mariela, porque dejaron a un niño y una niña sin su madre, porque Mariela son todas las mujeres que mueren cada día en manos de la violencia machista y el abandono Estatal.