17 agosto, 2019
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Zamba de nuestra esperanza: contra el olvido, por la justicia y la verdad

Por Raquel Barabaschi, víctima de Delitos de Lesa Humanidad, estudiante de la UTN detenida en la Seccional Primera de Santa Rosa, La Pampa. Querellante en el juicio Sub Zona 14 II.
El 16 de agosto de 2019 conocimos la sentencia del segundo juicio de lesa humanidad de nuestra provincia. 13 de los 14 acusados en la causa Sub Zona 14 II recibieron penas que van de los 8 a los 25 años. En este proceso se juzgaron múltiples torturas y detenciones ilegales cometidas contra 214 víctimas.

Cuando tenía 22 años era estudiante de Ingeniería de la Universidad Tecnológica Nacional en General Pico. En enero del 1975, un grupo de estudiantes y profesores participábamos de la toma de la sede universitaria, intentábamos evitar que la intervinieran. Por esa toma sufrí 4 detenciones durante el ’75 y el ’76. En todas las oportunidades me trasladaron a la Seccional Primera de Santa Rosa. Ahí se cansaron de torturarme.

Las presas estábamos en celdas individuales y todas las mañanas cantábamos “Zamba de mi esperanza” para reconocernos entre nosotras. Cuando me liberaron estuve bajo la condición de vigilada hasta el regreso de la democracia. Los milicos lograron su objetivo: la UTN se cerró para siempre en 1981 y eso todavía me duele.

En los años blindados por la impunidad, en silencio y con cautela, buscábamos información, mandábamos notas a los centros de detención pidiendo nuestros antecedentes y registros. Tratábamos de reconstruir la historia, de reparar la memoria. El primer juicio contra el terrorismo de Estado en nuestra provincia, realizado en el año 2010, me encontró expectante y feliz. Era la primera vez que acariciábamos el sueño de sentar en el banquillo de los acusados a un grupo de genocidas, para reafirmar frente a la sociedad que La Pampa no había sido una isla donde nada había ocurrido. Pudimos condenarlos.

En este segundo juicio, los acusados fueron el excoronel y ex secretario general de la Gobernación, Néstor Omar Greppi ; el exmayor del Ejército y exjefe policial pampeano, Luis Enrique Baraldini; los exoficiales Carlos Roberto Reinhart , Antonio Oscar Yorio, Néstor Bonifacio Cenizo, Hugo Roberto Marenchino , Oscar Alberto López y Athos Reta, el ex agente Orlando Osmar Pérez; los ex oficiales de la Comisaría Primera de Santa Rosa, Miguel Ángel Ochoa y Jorge Osvaldo Quinteros; el ex oficial de las Comisarías de Toay y de la Primera de Santa Rosa, Juan Domingo Gatica; el ex oficial del Departamento de Informaciones policiales, Luis Horacio Lucero; y el ex médico policial, Máximo Alfredo Pérez Onetto.
Los principales responsables, Néstor Omar Greppi y Luis Enrique Baraldini, fueron condenados a 25 años de prisión. El médico Máximo Pérez Onetto, único civil enjuiciado, recibió la pena de 16 años de prisión.

Pasaron 9 años entre un juicio y otro y 43 desde aquel terror. Demasiado tiempo. Por eso elijo poner en el centro de la escena a los y las protagonistas de esta historia: las víctimas que llegaron de todas partes del país y del exterior a dejar su testimonio desgarrador. Sin su valentía esto no hubiera sido posible.

Terminamos esta etapa por la perseverancia de las víctimas que comenzamos a impulsar las investigaciones desde el año 2002, por el acompañamiento del campo popular, por las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, por la asociación Anahi, por Chicha Mariani, Elsa Pavón, los abogados de las querellas, por Miguel Palazzani, por mi compañero de vida, por mi hermana, por las y los estudiantes secundarios que nos escuchan y por una parte del periodismo que siempre nos trató con cariño.

Vamos a seguir exigiendo que nos entreguen la seccional primera de policía, y por eso ayer del juicio marchamos hacia allí, porque era el principal centro clandestino de detención. Exigimos la creación de un espacio de la memoria, para conservar todo como está.

Ahora tenemos que reponer fuerzas para enfrentar el tercer juicio en el que se juzgarán los delitos sexuales. Será un capítulo aparte, pero estaremos ahí por la memoria de nuestra compañera Stella Maris Barrios, quien en 2010 contó por primera vez y frente a un tribunal las violaciones sufridas.

Hoy tenemos la felicidad de ver a la juventud involucrada en las luchas sociales, la marea verde de las pibas, el empoderamiento de las mujeres y a los pibes tomando colegios. Todos ellos y ellas nos demuestran que, por más que intente reprimirnos, no hay vuelta atrás.

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