En la Provincia de Chaco, ciudad de Resistencia, existen femicidas que nos pegan, nos humillan y matan; hay vecinas que sufren, hasta que un día se empoderan y denuncian. Pero muchas veces no son escuchadas.
Mariela Fernández era nuestra vecina del Barrio 29 de Agosto. Tenía 25 años y se dedicaba a vender ropa en su casa para mantener a su hija de 9 años y su hijo de 4. Su sonrisa tan grande y radiante se fue haciendo cada vez más pequeña, en la medida en que era maltratada por su agresor, y por un Estado que, nuevamente, invisibilizó una situación de violencia que terminó por quitarle la vida a nuestra compañera.
Mariela no quería formar parte de una estadística y por eso fue a hacer la denuncia: no una sino 10, sí, 10 veces. En la comisaría solo le tomaron una exposición, ignoraron los golpes que tenía en su cuerpo, hicieron oídos sordos a las amenazas que ella recibía y no la contuvieron mientras Facundo, su ex pareja, estaba libre.
Estuvo tramitando la causa durante un mes, esperando una orden de restricción y un botón antipánico que nunca llegaron. El 27 de junio de 2017 le dijeron «volvé el viernes que ya va a salir». Pero Mariela no tenía más tiempo, no pudo volver ese viernes. Como muchas otras mujeres víctimas de un Estado ausente. Ese mismo día, solo unas horas después, a Mariela Fernández la asesinaron en su casa. La estranguló Facundo López, su femicida. Le sacó los sueños, la sonrisa y la historia que le quedaba por vivir.
Para el Gobierno y la policía podemos volver otro día, pero cualquier día nos matan los femicidas.
Después de 4 meses de lucha incansable, el Lunes 30 de septiembre Facundo López fue condenado a prisión perpetua por homicidio doblemente agravado por el vínculo y femicidio. Y aunque el proceso judicial cerró, la lucha no terminó. «Esto no se termina acá sino el día que yo deje de estar. Por un lado me siento acompañado. Pero me preocupa la Ley Brisa, que habla de los derechos del niño y mis nietos no reciben nada; hace dos años que les mataron a la madre. Hago de todo para que no les falte nada pero hay veces que no tengo para comprarles las cosas que me piden. Del Anses nunca me atienden y si siguen así, nos vamos a organizar para hacer un acampe», nos dijo Indalecio Fernández, papá de Mariela.
Denunciamos la responsabilidad del Gobierno y de la Policía porque no queremos nunca más una mujer muerta por la negligencia estatal. Hoy, más que nunca, gritamos fuerte: ¡Justicia por Mariela!