12 febrero, 2020
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¡Loimar resiste!

 

 

*Por Alberto Algañaraz, delegado de la fábrica Loimar, Tandil.

Hace 28 años que estoy en la empresa que tiene más de 40 en nuestra ciudad. Loimar es un emblema de Tandil porque es la única empresa que hace ladrillos huecos. También pisos rústicos de distintos formatos y algunos productos especiales. Lo que hacemos es muy bueno, dicho por mucha de la gente que se dedica a la construcción. A la empresa la queremos porque es nuestra fuente de trabajo, pero estamos teniendo conflictos hace 3 años.

 

Ahora se ha endurecido porque quisieron despedir a 10 trabajadores. Le ofrecimos a la empresa que en lugar de trabajar ocho horas, podíamos trabajar seis, para que no despidieran a nadie. La fábrica aceptó la propuesta porque decían que se podía llegar a marzo 2020 trabajando sin problemas. Hicimos cuatro turnos de seis horas y se paró la planta de ladrillos para poder producir piso. Aún así, a los veinte días, finalmente, los echaron. Automáticamente, en solidaridad con los compañeros, decidimos iniciar los reclamos. Nos quieren desunir metiendo miedo para quebrar nuestra lucha. Nos culpan a nosotros del conflicto, pero hemos acatado todas las conciliaciones obligatorias y el empresario no.

 

En marzo de 2019 presentaron un procedimiento preventivo de crisis en el Ministerio de Trabajo de la Nación. En mayo llamaron a la Federación de Ceramistas, que dijeron que no abrirían diálogo hasta que esté el Sindicato y los delegados de base, que somos nosotros, y ahí empezaron nuestras reuniones. La idea era que como gremio le demos el aval para despedir gente y no lo hicimos. Tuvimos una conciliación obligatoria en la provincia de Buenos Aires que los trabajadores cumplimos. Desde ese momento nos adeudan el reajuste del 18% de la paritaria 2018, el medio aguinaldo, dos quincenas completas y el 21% de la paritaria 2019 a partir de mayo. Hubo una prórroga que no fue cumplida por la empresa y el conflicto pasó a manos del Ministerio de Trabajo de La Nación, dictó la conciliación obligatoria, cumplimos con lo pautado, pero ellos se negaron a dejarnos trabajar e ingresar a la fábrica. Tuvimos que recurrir a un escribano para que nos dejen entrar.

 

Vimos cómo se vació nuestra producción porque fuimos nosotros los que cargamos los camiones para acatar la conciliación. Ellos no prendieron el horno, sólo podíamos hacer tareas de limpieza y mantenimiento porque no podíamos producir nada. Desde principio de diciembre nos quitaron el transporte que antes teníamos para llegar a la empresa ya que estamos a 10 kms de la ciudad y tuvimos que venir en bicicleta. La realidad es que el 23 de diciembre nos dieron $6000 y hasta la fecha, aún no nos han pagado todo lo demás que nos adeudan.

 

Cabe destacarse que este empresario no sólo es dueño de Loimar, también tiene la red de hoteles Loi Suites, campos, una financiera, una constructora, una inmobiliaria y una agencia de turismo. Tiene con qué responder. Acá hay un vaciamiento, a la fábrica no le fue mal. La trayectoria de Loimar es muy superior a otras fábricas, es la primera empresa en Sudamérica de ladrillos huecos. Nosotros hemos hecho las cosas bien y esperamos que el diálogo funcione, pero si nos tenemos que manifestar, estamos dispuestos a hacerlo.