A partir de las 00:00 del pasado sábado, el grupo Autobuses Santa Fe decidió suspender el servicio de transporte urbano en Santa Rosa. La empresa anunció, sin más, que no pondrá los micros en la calle si la Municipalidad no le aumenta los aportes. Que se trate de un servicio esencial, que se afecte directamente el derecho de miles de vecinos y vecinas de a pie, no parece que les importe.
Los responsables de todo esto hace un tiempo que lloran la carta. Dicen que la plata que les da el Intendente, Leandro Altolaguirre, no les alcanza ni para pagar el combustible. El municipio, hasta diciembre, estará gobernado por radicales de Cambiemos. Es cierto que todo ha cambiado. Los que nunca bancaron la parada, ni colectivos nos dejaron.
A partir de la quita de subsidios nacionales, en Santa Rosa se declaró la emergencia en transporte. Autobuses Santa Fe redujo, desde entonces, recorridos y unidades. Hoy el boleto le cuesta a las y los santarroseños $22, en algunos días subirá a $26,80, aprobado por el concejo municipal. Hace una semana, la empresa exigió que el municipio subsidie un boleto de $39, es decir, que Autobuses Santa Fe pretende que la Municipalidad pague la diferencia entre lo aprobado por el concejo y el costo exigido.
Los subsidios que quitó el Ministerio de Transporte nacional significaban alrededor de 4 millones de pesos anuales y un precio diferenciado para el gasoil. Hoy, Santa Rosa, incluida en el Fondo Compensador del Transporte, recibe 2,9 millones de pesos de aporte y el combustible a precio de boca de expendio.
Este jueves, el Concejo Deliberante aprobó que el Ejecutivo le pida a Nación un aumento de ese fondo compensador. Es que la provincia ya dijo que en esta no tiene nada que ver. Y afuera de ese vaivén, nos dejan a pata a las que contamos las monedas para cargar la Sube, a los que no tenemos el privilegio de tomar un taxi, a quienes que no acumulamos millas para canjear en viajes.
Para quienes tienen auto, no será una urgencia. Para los pasajeros esto es una emergencia.