Desde “el paraíso del Norte argentino”, en plena capital de Salta, hay una articulación de arrabales populares donde viven más de 700 familias. Allí se encuentra el barrio Balneario, hace 22 años sin sistema de cloacas, ni red de gas, con calles de tierra. ¿Presencia estatal? ¿Políticas públicas? No. Faltaron a clase, no vinieron a trabajar, se las olvidaron, las enterraron.
En una realidad nacional que duele; un Ministerio de Cultura devaluado a Secretaría con 1600 trabajadores del área despedidos solo durante esta gestión, recortes brutales a las políticas de formación y difusión. Con el 25% menos de presupuesto para Bibliotecas Populares, un Ballet Nacional directamente aniquilado, la Orquesta Sinfónica Nacional al borde del abismo, tras un recorte presupuestario del 88%, y con las esperanzas destruídas, ya que los programas de promoción y apoyo a orquestas juveniles e infantiles se redujeron un 79%.
Así, una tarde de fin de semana, el sol rajó la tierra, el barrio se llenó de colores, bailes y música. Olla popular, mazamorra y chocolatada: meriendas plurinacionales, como nuestras asambleas. Sin ningún presupuesto, sin ningún acompañamiento estatal, abrimos las puertas de un nuevo centro cultural. A partir de ahora, el barrio tiene una Biblioteca Popular, con espacios de apoyo escolar, zumba, teatro y allí funcionarán los encuentros de nuestro poderoso Frente de Géneros. La cultura es un derecho, y la inauguración, es una conquista cuando el fomento no existe y hasta el Ministerio se evapora…
Una vez más, la organización de base, tan linda que enamora.