Todos los jueves en el comedor de Nelly, un ratito después del almuerzo, nos juntamos a aprender.
¿Y cómo se hace eso? Básicamente compartiendo un par de horas en las que jugamos, dibujamos, cantamos, bailamos, nos disfrazamos, contamos, escuchamos o inventamos un cuento, soñamos y hablamos de muchas cosas que nos gustan y otras que no.
Aquello que nació con el nombre formal de clases de apoyo, en el que un par de chicos hacían la tarea junto a otros no tan chicos que los ayudaban cuando no entendían algo, hoy se transformó en un espacio en el que se aprende pero con el espíritu del recreo y poniendo énfasis en los saberes y experiencias de los chicos, que no son alumnos ( a=sin y lumen=luz), sino fueguitos -como diría Galeano- que aprendiendo, enseñan.
Felicitaciones por las ganas, la dedicación y el compromiso. Y una inmenso GRACIAS! por que son la confirmación de que existen esos fuegos que ..»arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca se enciende..».