Once de un lado y once del otro. Y nadie más. Ni árbitro, ni promotores, ni barras bravas. Así de maravillosamente futbolero fue el último amistoso de fútbol callejero entre los vecinos de Barracas.
El único impedimento para el puntapié inicial, en cancha de once, era que ninguna de las chicas de Los Fantasmas de Barracas había podido ir. Y, como ya sabemos, las únicas dos reglas inamovibles son la no presencia de árbitro, y la participación de dos equipos mixtos.
Entonces, la Tota volvió a lucirse con la aurinegra de Zavaleta, y Tati la rompió, a préstamo, con la roja y negra (a cambio, se pidió respeto en efectivo y un reconocimiento en aplausos a pagar en 90 minutos).
En goles, ganaron los fantasmas. Y en el tercer tiempo, el Fútbol Callejero de Zavaleta también reconoció la victoria de los visitantes, que también fueron locales. Hubo hamburgueseada después del partido. Y un resultado, que se convirtió en la mejor excusa para esperar la revancha.