19 diciembre, 2007
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La magia del compromiso

maffi1.jpgSuele suceder que las pocas veces que se encuentran las grandes empresas y sus privilegios con los barrios marginados y sus inevitables consecuencias, no se trata sino de grandes campañas de publicidad, que en el largo plazo efectivamente resultan haber engrosado a esas marcas y a esos privilegios, pero a cambio sólo han ofrecido algún paquetito de alegría perecedera a esa marginación crónica de los barrios y a esas inevitables consecuencias, cada vez menos soportables.
Anualmente, miles de manos se unen milagrosamente con el fin de pintar un sol para los chicos, y al otro día, a dormir, como si tal magnifica muestra de solidaridad, masiva y mediática, no fuera motivada por pruebas suficientes como para detenerse a pensar que no pueden ser naturalizados, ni aceptables, los otros 364 días nublados que tienen al año tantas infancias latinoamericanas.

maffi2.jpgTal vez por eso, en La Poderosa no aceptamos las donaciones que exigen foto con los donantes, esencialmente porque acá no hay donantes, ni Papá Noeles, sino una masa de manos entrelazadas, anónimas y voluntarias, que van empujando la realidad hasta la utopía, ni más ni menos que por el compromiso social que nos hace seres humanos, y compañeros.
No se trata de rechazar hamburguesas importadas, para panzas vacías, con la firmeza que tiene la ideología y el pulso cuando la panza está llena, sino de pelear día a día, por demostrar que podemos tener iguales o mejores hamburguesas, sin negociar, ni alquilar, ni regalar nuestra identidad, nuestra libertad, nuestra palabra, nuestros valores y nuestro laburo comunitario.

maffi3.jpgTal vez por eso, un día de diciembre de 2007, se cruzaron los intereses de un restaurant de la Recoleta y los intereses de los vecinos de San Blas y Zavaleta; los intereses comunitarios. Sin convenios comerciales, ni fotos mediáticas, ni videos emotivos, ni propagandas racistas, los pibes más chiquitos del barrio pudieron cerrar el año con una merienda espectacular, de grandes hamburguesas, papas fritas, helado y gaseosa, ante la magia de un tipo que hace aparecer sonrisas con la misma facilidad que hace aparecer conejos. Y hubo fútbol en los televisores, y hubo música en el aire, y pelotas para todos, y hasta hubo un relato imaginario de un San Blas-Zavaleta, en la voz de un conocido relator, que puso la garganta y el corazón, desde el mismo compromiso y anonimato que pusieron lo suyo los vecinos del barrio, el restaurant de Recoleta y los viajantes de La Poderosa.

maffi4.jpgAhí, entre las tan pocas manos que mueven los hilos de la injusticia y tanto público saqueado de fiesta, apenas espectador del baile ajeno para sueños ajenos, existen personas, miles y millones de personas que tienen en sus manos el poder de cambiar el olor a mierda que nos ahoga. A ese vínculo, entre las personas que no son marca, que no son sistema, y que sobre todas las cosas, son personas, apostamos para unir las manos en pos de una Latinoamérica recontra latinoamericana, para todos.
De esa convicción y de ese encuentro, surgió el impensado cierre de año para los más chiquitos de Zavaleta y San Blas. Hubo excursión, levitación, disfraces, arte, fútbol, amigos y caras de felicidad, fuego que no será cenizas mañana, ni quedará en el olvido, porque cuando la lucha no busca publicidad, ni ventajas impositivas, ni medallas de altruismo, hay motivos reales para ilusionarse con la verdadera transformación.

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