No es un texto para contar una historia, ni para intentar expresar qué cosas nos pasan. Es apenas, un texto para abrazarnos y para gritar, como se grita un gol. Y es un texto que sale así, como las fritas, como los impulsos, como los abrazos. Sale rápido, porque así estamos viviendo estos días: rápido, a mil, con la piel de gallina y las patas de avestruz. ¿Por qué? Porque 30 pibes del Fútbol Popular de Tucumán estarán en Buenos Aires, desde el jueves hasta el sábado, alojados en Once, para conocer el obelisco y la Plaza de Mayo, el cine y el subte, a Eber Ludueña y a Rodrigo Palacio, a la Bombonera y al potrero de la 31. Integrados, compartirán su estadía, haciendo de anfitriones todas las organizaciones del Fútbol Popular. Y el sábado, después de la cuarta jornada del año en Buenos Aires, donde participarán 450 chicos, la delegación de Tucumán partirá nuevamente hacia Yerba Buena, con un acompañante: la delegación de Buenos Aires, compuesta por 30 jóvenes.
Un micro, y 60 ilusiones. Allá acamparán juntos, compartiendo días y noches, hasta el miércoles 31 de julio, para conocer la Casita de Tucumán y la lunita tucumana, la reserva de Orco Molle y el microcentro, el césped de Yerba Buena y la peatonal de San Miguel, el cerro San Javier y los potreros a su sombra.
Barrios de Buenos Aires y barrios de Tucumán están dándole vida a esta semana de locura sin sueño, de sueños sin locura, con la fuerza que crece desde el voluntariado anónimo, con mil manos que empujan porque quieren llegar, sin fotos, ni campañas de por medio. Cada día, estamos más convencidos de no alquilar el trabajo comunitario para marquesinas publicitarias, ni púlpitos personalistas, porque siguen sumándose músculos que apuestan a transformar esta realidad, desde la garantía que ofrece el respeto de su rol protagónico a los únicos artífices de la transformación: los barrios, los pueblos.
Por todas esas manos, las que hicieron posible cada entrenamiento barrial, cada gesto de compañerismo, cada riego de amistad, cada gestión de transporte, cada bolsa de dormir, cada pelota, cada jornada de fútbol popular, cada comida, cada paseo, cada reunión semanal, cada esperanza, estamos acá, viviendo una semana inolvidable, que dejará fogón, sonrisas, recuerdos y, sobre todo, fuerza, fuerza para no parar nunca más.
Exactamente eso, fuerza para no parar, cada día estoy mas convencida de que esto no para nunca mas! Y que esta es la forma de transformar, transformarnos…
Va a ser todo un éxito, no hay dudas.
Toda la fuerza desde el sur !!!