22 mayo, 2009
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Ascensor a la utopía

Yo, sí puedo Zavaleta

 

 

 

Menos de un mes había pasado desde el inicio del Yo, sí puedo en Zavaleta, y mucho tiempo había tenido que esperar uno de los participantes para tomarse el ascensor de su trabajo y poder elegir el piso sin dudar qué número es el de cada botón que aprieta cotidianamente, ni tener que consultarlo con algún compañero. Menos de un mes pasó desde que una vecina se sumó emocionada por el sueño de leer y escribir, que parecía tan lejano, y el día en que por primera vez en su vida pudo leer una frase al ritmo con que le daba una mano el dedo facilitador: “La paloma vuela alto”.

Yo, sí puedo desde ese momento fue más que el programa de alfabetización con que el pueblo cubano riega el suelo del mundo con solidaridad educativa, mientras gran parte del mundo se empeña en empeñar la educación. Yo, sí puedo se hizo carne en su voz, en sus ojos que brillaban por la misma luz que irradiaba su sonrisa. Su cuerpo entero fue Yo, sí puedo. Como lo fue la biblioteca del comedor que festejó en cada rincón, todos los participantes, los facilitadores, los facilitadores que habían empezado como participantes y hoy ayudan a sus compañeros en las clases y los apoyan fuera de las clases, y hasta los libros en los estantes también parecían contentos de que hubiera alguien más que dentro de poco tiempo pudiera leerlos. Porque si la paloma vuela alto, no es la única que está en las alturas ni la única que puede volar. Él, que ahora decide sin ayuda a qué altura llegar con el ascensor, también comenzó la escuela primaria. Ella, que leyó una frase, seguirá leyendo y practicando, y como pasó de leer números a leer palabras, podrá pasar a escribir otras palabras que las que ya están escritas.

Yo, sí puedo Zavaleta_2Así es el plan, primero contempla el aprendizaje de los números, luego de las letras, para finalmente poder leer y escribir. De esa misma manera, avanzando poco a poco, pero sostenidamente, empezó también el segundo grupo de alfabetización en Zavaleta y ya se están preparando los primeros relevamientos en la Villa 31 de Retiro. Para seguir demostrando que con compromiso y voluntad se puede transformar la realidad y a nosotros mismos. Para que cada vez volemos más alto y todos a la misma altura, aunque para hacer realidad la utopía el tiempo que haya que andar en esta moto, que levanta vuelo y que no sólo desde su nombre reivindica el sí poder, sea mucho más que un mes, un año o una vida.

 

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