Siempre llega sobre la hora. Siempre llega al curso corriendo del trabajo. Pero siempre llega. Así también llegará a leer y a escribir. Porque parece que en ese camino avanza muy rápido y muy confiado. Porque tiene decidido que eso es lo que quiere.
Hace poco más de un mes sólo sabía las 5 vocales y, con muchísima voluntad, ya conoce 7 consonantes. Y, rápido, también recorre los carteles y paredes escritas que se cruza cuando camina por la calle, apurado para no perderse la clase, intentando leer todo lo que encuentra al alcance de sus ojos de más de 50 años. Las letras le cuentan rápido lo que dicen y él va descontando de la misma manera las que, hasta ahora, no le dicen nada. Aunque en poquito tiempo va a poder leer todo lo que quiera y todo lo que escriba. Sin embargo, no se conforma con eso. Levanta la mirada. Quiere ver más allá. Sueña con enseñar, porque sabe que hay más vecinos con ansias de aprender, y que los conocimientos, siempre, pueden compartirse, y así agrandarse. Agigantarse, agigantando. Quizá, porque quien lo ayuda es uno de sus compañeros, quien empezó el curso conociendo muchas de las consonantes y que quiere aprender a leer y a escribir entusiasmado por las ganas de ayudar a su nieta a hacer la tarea de la escuela, como ayuda y es ayudado por sus otros compañeros en cada encuentro. Trabajando juntos, para seguir creciendo.
Por eso, los dos cursos del Yo, sí puedo en Zavaleta comenzarán a encontrarse y hacer actividades en conjunto. Para seguir generando integración, para seguir leyendo la historia, para escribir el presente, para poder crear el futuro.