Ahora que una gobernadora alimenta la cuenta circense, duplicando el presupuesto de la Bonaerense, más otras mil motos, más uniformes para las fotos, más otros mil patrulleros, más pirotecnia para noticieros, suponemos que habrá planes definidos para multiplicar los detenidos, pero aún no pudimos encontrar ni un solo indicio en el diario sobre cuánto piensan invertir en humanizar el servicio penitenciario. Y entre tanta liviandad para la novedad, casi se nos pasa por alto un gran salto de calidad en materia de seguridad, una información que requiere de cierta preparación, para no hallarse desconcertado: si tu hijo te exige helado para dejarse abrazar, si se compra pochoclos y no los quiere pagar, si se guarda los vueltos en secreto, si sube al escolar y no paga boleto, si revende caramelos a espaldas del portero, si golpea a los peluches y los tira en el ropero, si se pone a disposición del mejor postor, si reprueba la lección y extorsiona al director, si desconocés su hipocresía, si luce más hostil o si actúa como patriarca, no te calentés, nació la “Policía Infantil de Catamarca”.