9 junio, 2017
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Redoblen las apuestas, el pueblo está alerta

*Por Leo, Liz e Irina, miembros de la asamblea de PuCaRA

 

Desplegando toda su maquinaria y aparato, luces y disfraces, los bien vestidos personajes a los que no les tiembla el pulso cuando de vender y comprar nuestros bienes comunes se trata, se congregaron en el Hotel Casino Catamarca, para dar inicio a un evento del que participaron funcionarios vendidos, inversores ambiciosos, empresarios comprados, docentes y alumnos universitarios. Y es que este pasado martes 6 de junio dio apertura el 6to Seminario Internacional de Litio, en Catamarca.

 

 

 

Del lado de afuera quedamos nosotros, los que no estábamos en esa lista de invitados. Somos el Pueblos catamarqueños en resistencia y autodeterminación (PuCaRA), y para quienes aún no nos conozcan pasamos a presentanos: asamblea de asambleas, hermandad de colectivos, somos habitantes de diferentes territorios, Fiambalá, Andalgalá, Tinogasta, Santa María, Ancasti y Antofagasta. Somos los preocupados, indignados, casi siempre desoídos e ignorados, los que vivimos amenazados y afectados por el crecimiento de ese monstruo que es la mega minería.

 

Nos encontramos y nos abrazamos ya hace tiempo, y a este abrazo lo bautizamos Pucará, como se nombra en quechua a esas pircas enormes de piedra, esas fortalezas desde las que un pueblo se guardaba, observaba y resistía los eventuales ataques.
Hoy nos convoca la preocupante avanzada del proyecto 3Q (tres quebradas) de la empresa minera Liex que acampa a 40 km del Volcán Pissis. ¿Lo conocen? Es uno de los más altos de Sudamérica, y el más precioso del mundo para nosotros.

 

En este momento se encuentran en fase de exploración desde enero y la etapa siguiente es la de explotación. El impacto ambiental se da desde la primera etapa y se acrecenta a medida que avanza el proyecto. ¿Y saben qué? A nosotros nunca nadie nos pidió opinión.

 

Nos angustia profundamente que se violenten nuestros paisajes, uno de los mayores tesoros de nuestras tierras. Nos preocupa inmensamente el agua, de cuya presencia y pureza depende nuestra vida, y además el sustento de nuestros pequeños productores siendo la vitivinicultura una de las principales actividades de la población de Fiambalá y Tinogasta.
La partecita del cuento que omiten los medios masivos de comunicación y todos los discursos del gobierno, es que en las extracciones de litio se evaporan 2 millones de litros de agua por tonelada extraída; que las perforaciones que se realizan en los salares generan una disminución del nivel del agua subterránea, lo que a su vez produce un descenso del agua dulce fuera de los bordes de los salares y con ello la disminución e incluso desaparición de los acuíferos y lagunas altoandinos como los lamentables ejemplos que ya tenemos en Bolivia.

 

Sabemos, señores funcionarios y empresarios, de la ambición que los mueve y del poder que los ampara, pero vamos a ser escuchados. Nosotros somos los dueños de estas tierras, las vivimos, las trabajamos, las amamos, las enriquecemos, nosotros las honramos.

 

Enfrentamos, además de la invisibilización de los medios masivos de comunicación, la persecución, amenaza y hostigamiento de las fuerzas armadas. Tenemos a varios compañeros judicializados por alzar bandera y pelar garganta en este justo reclamo. Esta vez no fue excepción: los que compartían dentro del hotel se aseguraron de cerrarnos la entrada con el grupo de intervención rápida, infantería femenina y más móviles y brigadas.

 

Pero nosotros supimos calmar el ambiente con una ollada. Disfrutamos alto locro con los que se animaron a acercarse y aguantar el frio de las miradas extrañadas que pasaban enfundadas con traje y corbata o esas otras doblegadas por una gorra y un pasamontañas.
¡Sus intereses, señores funcionarios y señores empresarios, están enfocados en beneficios superfluos y muy a corto plazo! No la ven, y hasta que no la vean aquí seguiremos nosotros presentes, firmes como pircas gigantes, resistiendo en este abrazo infinito e inquebrantable, gritando a viva voz a garganta pelada que “¡Defendemos nuestra tierra, la minería es un delito señores!” que les siga retumbando los oídos. El pueblo les está gritando: ¡Agua sí, litio no! Y que lo sepan, no habrá paz social, hasta que todas las empresas mineras se vayan.

 

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