23 agosto, 2018
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Por Chiche Massa, vamos a seguir copando las plazas

 

 

Hoy cumpliría 94 años Elsa “Chiche” Pozzi de Massa, última Madre de la Plaza en las rondas de los jueves de Rosario, a quien despedimos el pasado 20 de junio.

 

Oriunda de Casilda, Chiche vivía con su marido y su hijo en el Barrio Abasto de Rosario cuando en enero de 1976 un grupo parapolicial bajó de un Falcon verde e ingresó a su casa para hacer detonar una explosión que terminó destruyéndola. Afortunadamente ella y su marido pudieron salir a tiempo.

 

Al año siguiente, su hijo, Ricardo Alberto Massa, fue secuestrado por las fuerzas represivas del Estado. Egresado de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNR, tenía treinta años y militaba en la Juventud Peronista.

 

Dentro de tres días se cumplirán 41 años de su desaparición y la Causa Guerrieri IV, que lo incluye junto a otras 123 víctimas, todavía no comenzó.

 

En las historias de las mujeres de pañuelos blancos, con su lucha y con su vuelo, siempre podemos encontrar semejanzas, tanto Chiche como Chicha, fallecida tres días atrás, se fueron en un contexto de retroceso en materia de Derechos Humanos pero dejando impreso su legado, que ilumina nuestro camino: ni olvido, ni perdón, ni reconciliación.

 

“Todos los días deberían ser jueves”, decía Chiche que, cansada de hacer preguntas desoídas en las comisarías, encontró respuestas en la calle y en la organización. El movimiento de Madres de Plaza 25 de Mayo en Rosario surgió en los 80 entre las mujeres que hasta ese entonces viajaban a Buenos Aires. A paso lento pero seguro, las marchas alrededor de la plaza nos marcaron el camino. No desandaremos ese recorrido.

 

“La memoria es el eje central de la lucha de las Madres, que es pacífica, pero no pasiva”, nos enseñaba ella. Ahora el desafío es tomar su pañuelo como bandera para cumplir con su deseo de “que nunca más un joven pierda la vida por soñar con la utopía de vivir en un mundo mejor”. ¿Quién será portavoz de su memoria histórica? Queda en nuestras manos continuar con su lucha: la de juicio y castigo a genocidas y la de la construcción de “una patria políticamente libre, socialmente justa, sana y solidaria”.

 

En este día y cada día, el pueblo las abraza. El legado de los hijos y de las nietas se ve reflejado en las consignas que militamos cada día. Su lucha está más viva que nunca, el proceso que iniciaron es histórico y sembró semillas de un árbol que se sabe de raíces fuertes y firme ante cualquier tempestad. La memoria no nos permitirá olvidar jamás. Recordar es decir “Nunca Más” pero también es darle continuidad al proyecto de país que soñaron esas 30 mil compañeras y compañeros. Chiche siempre depositó su esperanza en los más jóvenes, decía que serían ellos los capaces de hacer ese sueño realidad.

 

Nos queda a nosotras y a nosotros poblar esos espacios llenos de huellas.

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