28 julio, 2020
, Mendoza

¨La policía le pegó a mi hijo de 11 años y al de 4 lo lastimaron con un perdigón¨

* Por Lorena Elena Ferreyra, mamá de Bruno, golpeado por la Policía de Mendoza.
Ayer por la tarde mi hijo estaba con unos amiguitos jugando con una pistolita de juguete que le había regalado esa misma tarde; unos policías los vieron y empezaron a perseguir a Bruno que, del miedo, corrió y se metió en la casa de un vecino para esconderse debajo de una cama. Ellos entraron por la fuerza, le dieron un rodillazo en la espalda y lo sacaron de los pelos, ¡11 añitos tiene!

Yo recién había terminado de almorzar cuando salí un rato al pasillo y llegó mi hermana que me preguntó “¿Dónde están los chicos? En la casa de un vecino está la Policía”. Cuando vi cómo sacaban a mi nene, me acerqué corriendo y les pedí que lo soltaran, pero no querían hacerlo porque “tenía un arma”. ¡Pero era de juguete! Bruno todavía la tenía en el bolsillo, así que la agarré y la rompí frente a los efectivos para que vean que no era de verdad, que era de plástico. Y ahí comenzaron a dispararle perdigones de goma a todos los que estaban presentes. Había cinco móviles, de los cuales bajaron los oficiales que le disparaban a los vecinos que pedían que dejaran de golpear a mi nene.
A Bruno lo subieron al patrullero y lo llevaron hasta la Comisaría del Menor, donde lo tuvieron hasta las 18.30 hs, sin que yo lo pudiera ver. Una vez en la seccional, yo insistí para hacer la denuncia, porque no querían tomármela, hasta que apareció un fiscal, que me sugirió que no la hiciera, que ya había pasado todo, que ya soltarían a Bruno y que no me convenía. En ese momento, mi hija me avisó que a mi hijito de 4 años le habían rozado varios perdigones de goma, así que volví lo más rápido que pude hasta el barrio para llevarlo a la guardia del Hospital Teodoro J. Schestakow; el doctor que vio las heridas me tranquilizó, me dijo que no era nada grave. Por suerte fue eso, pero pudo haber sido mucho peor.
Anoche, cuando finalmente se pudo ir a acostar, Bruno se tapó por completo, seguía muerto de miedo. ¿Quién le quita el terror a mi hijo ahora, que no quiere hablar ni decir nada? Yo no me voy a callar porque no puedo permitir que traten así a los nenes. La Policía, para justificarse, intentó instalar que mi hijo tenía una “réplica”. Ayer no quisieron revisar a Bruno ni hacerse cargo de lo que le pasó. Después de tanto sufrimiento, los efectivos me hablaron y me dijeron: «Disculpe, señora, fue un accidente». ¿Y si una bala hubiese matado a mi hijo más chico? Entrar a una casa, sacar a un niño de 11 años de abajo de una cama, disparar al montón y lastimar a un nene de 4 años, nunca puede ser un accidente.

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