Siempre nos tratan de aplastar con mentiras. Siempre nos tratan de callar. Y aun así, seguimos resistiendo, de pie. Cuando a Luisito lo mató el gatillo fácil de la maldita policía, los vecinos del barrio no bajamos los brazos y, en homenaje a él y porque a nadie le puede volver a pasar lo que le ocurrió, pensamos hacer un polideportivo para que en Zavaleta podamos tener, en poco tiempo, un nuevo lugar de contención.
Desde las asambleas nos organizamos para armar el Poli. La primera decisión que tomamos fue la de elegir el terreno donde empezar. Tras ver varios lugares, llegamos al acuerdo de que el más indicado es el que se encuentra atrás del histórico potrero de Iriarte y Zavaleta, en el cual nació el fútbol popular que, como muchos chicos y chicas, también practicaba Luisito.
Con el espacio ya marcado, nos pusimos a laburar, y en las jornadas de trabajo voluntario muchos vecinos agarramos las palas, los picos y las carretillas para limpiarlo. A medida que la tarea avanza, realizamos distintas actividades para juntar fondos y así poder comprar los materiales que se necesitan en la construcción del Poli. Hasta el momento, hicimos rifas, polleadas, ferias del plato y kermeses, pero desde las asambleas seguimos buscando más ideas para generar nuevos recursos.
«Siempre nos tuvieron olvidados. Ahora que entre todos estamos construyendo el polideportivo, en el barrio se está volviendo real un sueño para todos. Va a ser un espacio de encuentro y alegría. Y para todos”, cuentan, emocionadas, las vecinas.
Plomeros, arquitectos, obreros, cocineros, carpinteros, los que practicamos fútbol, los que hacemos apoyo escolar y los que sin oficio oficiamos también de protagonistas de este sueño, todos juntos, pala a pala, pico a pico y hombro a hombro, estamos convirtiendo esta utopía en realidad.