En un cuadrado gris de la Guía T, entre el barrio Zavaleta y la villa 21, en Barracas, 650 familias le dan forma y vida al barrio San Blas, una toma que nació en abril de 2006, entre Iguazú, Santo Domingo, Zavaleta y el Riachuelo.
Desde entonces, los vecinos han ido discutiendo en asambleas desde los nombres de las calles hasta las soluciones cooperativas a los problemas de la comunidad. Y en tal construcción de identidad, también empezó a rodar la pelota, sobre esas tierras que habían sido concedidas en 1992, por el Plan Arraigo, a la mutual Flor de Ceibo, que sólo se encargó de construir 94 viviendas para 30 mil personas, en 15 años…
Ahora, respira ahí un polideportivo que estuvo en coma desde el parto, alambrado para distanciarse de los pibes, hasta que la creciente marginalidad y el incremento de la población del barrio dispararon la decisión vecinal de ocuparlo, pero no para construir viviendas, sino para aprovechar y conservar un espacio de recreación para los chicos.
Desde ese momento, los vecinos se han encargado de reparar las instalaciones, de hacer guardias nocturnas para evitar nuevos saqueos y de responder, ante cada intento de asentamiento, que “esta canchita es para criar a nuestros pibes”. Así nació un equipo de fútbol en San Blas, entrenado por José, un vecino, para participar en la Liga de Fútbol Popular, donde comparte experiencias con muchos pibes de otros barrios, en un movimiento cultural y deportivo.
Como primer paso, los pibes ya discutieron los colores de la camiseta, y eligieron un nombre para sostener el sacrificio de sus padres por ese lugar de pertenencia: “El Poli de San Blas”.
No obstante, sobre el fantasma de la reciente y brutal acción policial en el desalojo del asentamiento que subsistía en las tierras vecinas de la ex estación Buenos Aires, caen nuevas órdenes de desalojos en las manzanas periféricas de San Blas y la asamblea vecinal vuelve a reunirse, con el apoyo del Colectivo Universitario Cubarracas, para no ser desalojados, ni por la Policía, ni por el paco.
Ya no parece tan fácil golear al barrio. Ahora, hay equipo.